Con gran
alegría, a los seis metros de profundidad, la pala tocó un objeto de madera…
¡era un antiguo cofre!
-¡El
tesoro! –exclamó Carlo alegremente.
Después de extraer el cofre con sumo
cuidado, notó que estaba cerrado con un pesado candado; mas como la madera era
muy vieja, ya se encontraba medio podrida, así que pudo romper fácilmente el
cofre valiéndose de una gran piedra. Y dentro encontró… sólo un pergamino
manchado debido a las inclemencias del tiempo.
Rápidamente lo desenrolló y pudo leer las
siguientes palabras:
“Yo, el pirata Perico Negro, he dejado mis
enormes riquezas en esta lejana isla Antica,
en el año del Señor Roma 70. Si las
anheláis, tendréis que caminar 42 pasos de aquí hacia la montaña con forma de
bebé llorón. Encontraréis grandes peligros, así que sólo el más osado
triunfará. ¡Buena suerte, mis aguerridos
corsarios!
No hay comentarios:
Publicar un comentario