, el Afortunadamente,
al día siguiente era sábado, día de descanso para él, por lo que tranquilamente
pudo dedicarse a estudiar detenidamente el mapa, dándose cuenta de que el
tesoro estaba en una misteriosa isla que no aparecía en los atlas o planisferios
comunes.
-“La próxima semana voy a pedir a mi amigo
don Chucho que me preste su lancha e iré a la búsqueda del tesoro”-pensó Carlo
entusiasmado.
Don Chucho sí le prestó la lancha, y Carlo emprendió
la búsqueda de la isla, teniendo mucha suerte, ya que no tardó en encontrarla.
Aseguró la lancha atándola a un árbol de la orilla, extendió el mapa, localizó
el sitio señaladocual se encontraba al lado de una cueva de la gran roca con
forma de calavera tuerta; sacó su pala y empezó a excavar, después de caminar
los 30 pasos necesarios hacia el árbol cuyo tronco parecía una cabeza de bruja
con naríz puntiaguda.
No hay comentarios:
Publicar un comentario